viernes, 17 de febrero de 2012

La ilusión de las pequeñas cosas...

Y no me refiero a una pequeña mansión, un pequeño yate o una pequeña cartera de acciones, que ya os veo venir. No, me refiero a las pequeñas cosas cotidinas, las que a cualquiera le parecen menudencias, y sin embargo para mí son el secreto de la felicidad.

Yo antes pensaba que lo que me hacía feliz era contratar un fantástico viaje, un buen fiestorro el sábado, o aspirar a un puesto con un sueldazo y mucha responsabilidad... No sé si son los años o que va a ser verdad que la maternidad trastorna, el caso es que ahora necesito mucho menos para sentirme satisfecha.

Me basta con un rato de risa floja en el trabajo, de esa que no puedes parar, ni esconder, y que aumenta de forma directamente proporcional a la importancia de la reunión en la que estás, o ver a mi peque echar una meadita en el orinal ahora que está aprendiendo,  o hasta un cupón del carrefour... (si, lo sé, tienen poco glamour, qué le voy a hacer, es que soy una chica de barrio)...  Os parecerá increíble pero a veces, una simple imagen me puede alegrar toda la tarde.... bueeeno... de acueeerdo... reconozco que a veces también fantaseo con tener una casa con jardín, o una asistenta de esas megachachis que te dejan la casa más limpia que el mismísimo Mister Propper y encima preparan la cena... está bieeeen.... lo admito.... a veces inlcuso juego al euromillón...  Que sea una chica de felicidad fácil no significa que sea tonta, ni aunque sea rubia... Pero ahora en serio, por lo general, los momentitos cotidianos son los que me llenan de ilusión.

Aquí os dejo un video al que he llegado por casualidad. No soy yo muy de manuales de autoayuda, la verdad, pero éste me ha parecido mono.




Y a seguir echando la primitiva, a llenarla de pequeñas crucecitas de felicidad...

1 comentario:

  1. "Yo antes pensaba que lo que me hacía feliz era contratar un fantástico viaje, un buen fiestorro el sábado, o aspirar a un puesto con un sueldazo y mucha responsabilidad..."
    Me ha llegado al alma... no puedo estar más de acuerdo contigo. Escribí una entrada en Nochevieja sobre algo parecido. Por empatizar, te diré (y lo negaré bajo tortura) que hasta tengo un cupón del carreful pegado en la nevera para un próximo descuento en mi compra online.
    Lo del orinal es lo más parecido en mi casa a una fiesta con champán, ¡qué subidón! y cada abrazo, cada beso pedorreta... hasta cada mirada de la mininiña que está empezando a sonreír me parece lo más importante que me ha sucedido jamás.
    Ojo... ¡que esta noche tengo canguro y nadie dude de que voy a quemar Madrid! Pero sin embargo, todo es distinto... ;)

    ResponderEliminar

No te cortes, dime lo que piensas...