miércoles, 27 de abril de 2011

Un domingo cualquiera

¿Recordáis en la peli ET cuando éste se asusta y sale corriendo disparado con los brazos en alto?
Pues esa misma escena la vivimos en casa el domingo pasado. Bueno, obviamente no fue ET (aunque por los andares podría haberlo sido) quien corrió despavorido sino mi pobre canijo a quien os aseguro no es fácil asustar.

El caso es que estábamos tranquilamente en el salón toda la familia. Yo andaba un poco depre porque, aun siendo festivo, me tocaba trabajar.  El canijo jugueteaba a su aire alrededor de la mesa, el papi tirado en el sofá, los animalillos dormitando en la alfombra, la tele de fondo... vamos, todo paz y armonía. Yo estaba esperando un taxi que había pedido y, como nuestro telefonillo anda más "pallá que pacá", en cuanto sonó me levanté deprisa para descolgarlo.

La verdad es que, aunque no me di cuenta, ni mucho menos fue mi intención, me levanté de forma brusca y casi corriendo hacia la cocina, los perros ante el panorama se espabilaron rapidamente y me siguieron a la carrera y mi pobre pequeño humanoide no pudo ser menos, allá que se lanzó a seguirnos andando todo lo deprisa que sus rechonchas piernecitas le permiten, llorando a grito pelao con los brazos en alto y seguramente pensando que el mundo se acababa, que todos nos íbamos, y que él se quedaba solito con su caja de fichas...

Yo cuando me di la vuelta, todavía me sonrío al recordarlo, vi el reguero de seres vivos que me perseguían, perro grande, perro chico, niño poseído... como el flautista de Hamelín, pero en versión un poco más doméstica y almodovariana...


lunes, 18 de abril de 2011

Bienvenidos a mi escombrera (Segunda parte)

Ya ha pasado el primer día de la reforma, venga, hay que ser optimista... ya queda un día menos.
Qué ves:
Un montón de escombros en lo que un día fue tu cocina. Una capa de polvo de centímetro y medio por donde quiera que mires... insisto, por donde quiera que mires. Pisadas blancas por el suelo, como si por tu casa hubiera desfilado un pequeño ejército de hombres enharinados. Más trastos en el salón (aunque parecía imposible que algo más cupiera). Tus antiguos muebles cruelmente despedazos en la calle. Tus vecinos que te lanzan miraditas de compasión (dales tiempo, pronto serán miraditas de odio...) Tu paciencia un poquito más pequeña que el día anterior...

Tres días después. La cosa sigue. Qué ves:
Dos agujeros en la pared del salón... saludas al obrero a través de la nueva ventana... oye mira, lo mismo no quedaba mal una cocina americana!.  Los enharinados han invadido también las zonas comunes con lo que las miradas de los vecinos empiezan a cambiar.... más polvo, más desorden, menos temple, cada vez más ganas de que todo acabe cuanto antes...
¡Qué bien! descubres que un pilar está irregular... uuuyyyy, mucho más creativo, no? Pues no, francamente.

Dos semanas después. Seguís vivos, eso ya es un logro. Qué ves:
Realmente ya no ves nada, el polvo ha invadido tu casa, tus muebles y tu vida. Ya despejará.

Ya no te queda paciencia, ninguna, cero; Lo bueno es que tampoco te queda energía para pensar ni preocuparte por nada. Ea, pues no hay mal que por bien no venga.
Eso es supervivencia.

(¿continuará?)






miércoles, 13 de abril de 2011

¿Estás loco o estás de obras? (Primera parte)

Pues sí, señores, estamos de obras.

Con esta escueta frase quienes hayáis pasado por una reforma doméstica ya sabréis de qué os hablo; ese sinfín de desvelos, preocupaciones, pequeños (y no tan pequeños) desastres, agobios y demás desdichas que meterte en un embolado así conlleva.

Todo empieza el día en que vienen a calcular el primer presupuesto. Tú te crees que lo tienes TODO pensado y estudiado… jajajajaja, ¡pobre infeliz! Un abanico de infinitisisísimas posibilidades se abre ante tus atónitos ojos. Y es entonces, justo en ese preciso momento cuando la señora Duda Perpetua se te colgará de la chepa para acompañarte durante todo el tiempo que dure la obra.Y puede que incluso más allá.

Cuando te hacen el primer presupuesto crees que ya sí que sí, pero no, qué va, para nada… vienen los del segundo, los del tercero…y tu cerebro ya no es capaz de diferenciar entre tanta gama de color, textura, tamaño, material y demás entresijos, que todo acaba pareciéndote lo mismo… Y encima cada uno añade una nueva sugerencia que te cortocircuita las neuronas, aunque la buena noticia es que aún te funcionan las neuronas… un poco más adelante ya no tendrás ni eso.

Después de pensar y repensar, calcular, aumentar, poner, quitar, después de llenar una hoja de Excel con cuentas y más cuentas, después de consultarlo con tus compañeros de trabajo, con la vecina de escalera, con tu madre, con la almohada y hasta con el perro, por fin te decides por unos. Y recuerda que sigues llevando como compañera de viaje a doña Duda Perpetua… que ya hasta os estáis haciendo amigas y os hacéis confidencias… así que ya tienes en tu orejita la frase que será el gran Hit de la temporada… “¿habremos acertado?”.

El fin de semana anterior a comenzar las obras es como un simulacro de mudanza solo que las cosas, muebles y cajas no las llevas a otra casa sino a la habitación de al lado. En nuestro caso la mayor parte de trastos están primorosamente colocados en el salón; que si ya parecía pequeño cuando sus pretensiones eran de simple salón, qué deciros ahora que es salón, cocina, office, trastero y encima está gravado con una servidumbre de paso…

Y cuando por fin consigues vaciar la cocina y acomodar todo de forma que no peligre demasiado la vida de nadie, entonces recuerdas que no has dejado fuera ni un triste vaso para beber… aaaarrgggggggg……a rebuscar toca, que hay que mantener un poco de dignidad.

Ahora ya tienes todo listo para que entren con el bulldozer… ¡suerte!

(continuará)


viernes, 8 de abril de 2011

Los reflejos son contagiosos

Todos los que tenemos niños hemos comprobado los reflejos que tienen al nacer. El reflejo de succión, de marcha... son innatos y le ayudan en su supervivencia.
Lo que nos ocurre a nosotros es que nos ha contagiado alguno de sus "reflejos", no sé si pensando en nuestra propia supervivencia o por utilizarnos como "recordatorio" para sí mismo. El caso es que acabamos haciendo las cosas que queremos que haga él.
Pongamos por ejemplo la hora de la comida, con cada cucharada allá que va mamá abriendo su propia boca como un buzón, como si eso hiciera más fácil que él abriera la suya... porque la abro de una forma que no es normal, que parece que me fuera a tragar una pala... Y el caso es que el canijo la abre por sí mismo que da gusto, sin necesidad de que nadie le anime, pero nada, que no lo puedo corregir, que cucharada que cojo, desencajamiento de mandíbula que me juego...
Y qué deciros del papá del canijo, eso sí que es un caso de estudio. Que el otro día, sin ir más lejos y para chanza mía y del resto del parque entero, pudimos comprobar cómo intentaba expulsar de su propia boca una arena imaginaria con el consiguiente reguero de babilla bajándole por el labio inferior... digno de ver. Y nada educativo, por cierto. Que la arena no estaba en su boca, no, aclarar que estaba en la boca del canijo, en cantidades ingentes, eso sí. Y éste no la escupía, no, la tragaba, con regocijo, disfrute y emoción.... que hay que ver lo deliciosa que está la arena del parque...¡y la risa que da ver a papá con la baba colgando!

lunes, 4 de abril de 2011

La mejor sensación del mundo

Hoy me he levantado como casi todos lunes: con el pie izquierdo.
Esos días en que te duermes los suficientes minutos como para que ya nada vaya bien.
El desayuno crees haberlo tomado, sabes que has tardado un siglo en encontrar todas las ropas del canijo, y las tuyas...tienes un vago recuerdo de haberte peinado, pensándolo bien... ¿te has peinado? Además, ¿alguna vez has intentado vestir una lagartija de once kilos en sólo un par de minutos? Pues si nunca lo has intentado, mejor para ti, porque te puedo asegurar que, aparte de ser imposible, se suda lo que no está escrito.
Y luego la lagartija en cuestión, que parece que sabe cuándo vamos tarde, no quiere salir del ascensor, y además del bolso, la bolsa con tu comida, su mochila, y una bolsa con pañales, te toca cargar con el pequeño fardo hasta el coche... que cuando te sientas y te abrochas el cinturón llevas ya un cansancio de día y medio....
El movil empieza a sonar, una compañera que necesita un favor porque llega tarde, y tú también...
Además es uno de esos días en que parece que las demás personas se han levantado una hora antes de lo necesario y no tienen prisa ninguna por llegar a donde quiera que vayan...
En fin, que llegas a la puerta de la guarde y te da la sensación de que tu jornada, en vez de haber empezado hace sólo media hora , tiene que estar a punto de acabar, porque sólo piensas ya en meterte de nuevo en la cama...
Pero justo cuando vas a dejar al canijo con su señorita, cuando ya le has hecho el traspaso de mochila y pañales, justo entonces, sin pedirlo, sin preverlo, te da un supermaravillosobesollenodebaba de despedida.
Y allá que te vas con la mejilla embabada, que por supuesto no limpias en un montón de rato, con una sonrisa de oreja a oreja y pensando que esa es la mejor sensación del mundo.
Aunque el resto del mundo siga decidido a ir en tu contra, aunque sea lunes y llegues megatarde. Y qué más da.